LA ELECCIÓN DEL TEMA
"Dedicaremos este capítulo a examinar los problemas que más
frecuentemente surgen en las fases iniciales de todo trabajo
indagatorio, en el supuesto de que ello puede resultar de interés para
quienes se propongan, desde sus inicios, la tarea de elaborar una tesis"
SABINO, Carlos. Cómo hacer una Tesis (Guía para elaborar y redactar
trabajos científicos). Caracas, Editorial PANAPO, 1987. Capítulos 6.
Capítulo 6
LA ELECCIÓN DEL TEMA
6.1. Área temática y planteamiento del problema
Dedicaremos este capítulo a examinar los problemas que más
frecuentemente surgen en las fases iniciales de todo trabajo
indagatorio, en el supuesto de que ello puede resultar de interés para
quienes se propongan, desde sus inicios, la tarea de elaborar una tesis.
Si el lector ya ha resuelto tal cuestión -y tiene suficiente experiencia en
cuanto a investigar- podrá pasar directamente al capítulo siguiente.
Partiremos esbozando una distinción conceptual que creemos
necesaria: no es lo mismo escoger y delimitar un área temática que
plantearse un problema de investigación. Lo primero indica
simplemente que se ha definido un campo de trabajo, un terreno de
estudio sobre el cual podrá o no hacerse una indagación científica.
Plantearse un problema, en cambio, significa haber encontrado algún
punto que amerita realizar una indagación puesto que, sobre el mismo,
hay conocimientos insuficientes o poco confiables.
Un área temática es algo que el investigador encuentra -en la
abrumadora mayoría de los casos- previamente establecido; en el curso
del desenvolvimiento de una disciplina se va produciendo un proceso
de especialización y delimitación de campos que permite subdividirla
en áreas cada vez más específicas a medida en que se acumulan y
desarrollan los conocimientos respectivos. Así, por ejemplo, hoy nadie
estudia física en general, sino que se concreta a la investigación en
alguno de sus campos: óptica, electrónica, física del estado sólido, etc.
Esas especialidades, sin embargo, resultan todavía demasiado amplias
para quien pretenda iniciar un trabajo de investigación: la electrónica,
para citar sólo un caso, es hoy un vasto campo de trabajo en el que se
encuentran innumerables áreas particulares. Lo mismo, por cierto,
ocurre con el derecho, la medicina o la sociología. En cada caso el
tesista o el investigador habrán de seleccionar un campo concreto,
porque la investigación científica no se realiza el términos generales sino
definiendo problemas específicos dentro de áreas particulares del
conocimiento: la aplicación del derecho laboral en zonas rurales, el
estudio de una cierta enfermedad, las condiciones de vida de
determinados grupos sociales.
Un problema de investigación es, por otra parte, un conjunto de
interrogaciones que nos hacemos en relación a algún aspecto de la
realidad. Es algo que, precisamente, no conocemos, acerca de lo cual
nos formulamos preguntas, puesto que no existe todavía un
conocimiento establecido al respecto. Por ello el problema se plantea
al investigador también como sujeto, como una inquietud o deseo de
saber, en tanto que un área temática existe de por sí, como producto
del conocimiento ya acumulado. Ya no es hoy un problema de
investigación determinar la distancia que media entre la Tierra y el Sol,
aunque sí lo fue hace algunos siglos; pero sigue siendo un área temática
para los astrónomos todo lo relativo al conocimiento de la órbita
terrestre. Son problemas de investigación o de conocimiento, del mismo
modo, el saber por qué un determinado material posee cierto
coeficiente de elasticidad o averiguar la forma en que ha evolucionado
la tasa de divorcio en una sociedad concreta.
Aclarada así la diferencia entre los dos términos que nos ocupan
pasaremos a ver, seguidamente, cómo es posible seleccionar un tema
de trabajo y un problema de investigación que resulten accesibles al
tesista y faciliten el desarrollo de su trabajo, sin desmedro de la calidad
del mismo...
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